A mal tiempo, buena cara

  Dicen que hay dos días en la vida en los que no se puede hacer nada: ayer y mañana. Y creo que, con los matices lógicos, es verdad. Lo que vale es el presente aunque a veces lo hipotequemos, nosotros solitos, envolviéndolo en pesimismo.

  El optimismo es uno de los mayores privilegios de la condición humana: eso de sufrir por cosas que luego serán o no, es mal asunto, y no percibir que una situación, por pésima que sea, antes o después cambiará, es peor. Nunca hay que ceder terreno al pesimismo, perder la esperanza o desfallecer.

Al hilo, ahí van unas coplillas por si tienes nubarrones en la cabeza y te pueden ayudar.

[152]

POR COSAS DE ESTE MUNDO

NUNCA TE APURES;

QUE NO HAY MAL QUE NO ACABE

 NI BIEN QUE DURE.

NUNCA TE ENFADES

PORQUE NO HAY BIEN QUE DURE,

MAL QUE NO ACABE.

[153]

NINGUNO HABLE MAL DEL DÍA

HASTA QUE LA NOCHE LLEGUE:

YO HE VISTO MAÑANAS TRISTES

TENER LAS TARDES ALEGRES.

[154]

NUNCA SE VAN DEL PECHO

LAS ESPERANZAS;

QUE SIEMPRE HAY RINCONCITOS

DONDE GUARDARLAS.

[155]

SI EL NOGAL, POR LO VIEJO,

YA NO DA NUECES,

A MI ¿QUÉ SE ME IMPORTA

SI ESTOY SIN DIENTES?

  Hay que encontrar la parte positiva de cada cosa o situación. No hay mayor enseñanza que una derrota.