Hoy estuve en el cementerio. Después del agua de los últimos días, pareciera que toda la gente de Encinasola nos hubiéramos puesto de acuerdo para ir juntos a arreglar los nichos de nuestros difuntos. Un rosario de sentimientos, recuerdos entrañables, alguna lágrima… A la gente del Sur nos gusta atender a los que se nos fueron, mostrarles nuestro respeto, rendirles culto desde la intimidad colectiva.
No es un tema para músicas, pero alguna coplilla, más o menos adecuada, hay. Éstas, que recuerdan aquellos enterramientos que se hacían en el suelo, me las cantaron en Valverde y las recogí en el libro «Dicen que Valverde tiene…»
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AL ENTRÁ EN EL CEMENTERIO
PUSE EL PIE Y PISÉ UNA MALVA
Y ME CONTESTÓ MI MADRE:
¡NO ME PISES HIJO DEL ALMA!
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AL ENTRÁ EN EL CEMENTERIO
PISÉ UN HUESO Y DIO UN QUEJÍO
Y ME CONTESTÓ MI PADRE:
¡NO ME PISES HIJO MÍO!