El tesoro de la Peña de San Sixto

  A finales del siglo XIX hubo una cierta «fiebre del oro» en Encinasola: afloró la vieja leyenda del tesoro enterrado en la Peña de San Sixto, un mito marocho que establece que en el interior del macizo rocoso, situado junto al arroyo de El Caño, se encuentra una figura de oro que reproduce a San Sixto montado a caballo.

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EN LA PEÑA SAN SIXTO 

HAY UN TESORO,

SAN SIXTO EN UN CABALLO

TODO DE ORO.

  El lugar tiene su encanto pues, además del hermoso entorno, aun conserva huellas de asentamientos romanos. Y así, atraídos por las narraciones de tradición oral que circulaban, lo enigmático de la mole de piedra, el rastro de los asentamientos y el encanto del conjunto, un grupo de marochos empezó a realizar en el lugar excavaciones propias de aficionados, en busca del tesoro. Con el tiempo todos fueron aburriéndose menos un tal Pepe, que vivía en la calle San Andrés y al que sus compañeros conocían como «PE». Éste persistía en el intento y en cuanto sus quehaceres se lo permitían, marchaba solo y continuaba excavando. Sus antiguos compañeros intentaban disuadirlo pero no conseguían que cesara en su empeño. Así surgió esta coplilla:

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YA VIENE TÍO SANTO PE

QUE PARECE UN SANTO CRISTO,

JARTITO DE TRABAJAR

DE LA PEÑA DE SAN SIXTO.

Imagen de la Peña de San Sixto (Encinasola)

1 comentario en “El tesoro de la Peña de San Sixto

  1. Decir que se hicieron excavaciones usando dinamita, lo que dio lugar a que la cerámica existente se rompiera en mil pedazos.
    Ya en nuestra época, siendo adolescentes, allá por inicios de los 70, un grupo estuvimos muy centeados en este yacimiento. Recuerdo que esparcimos kilos de puntillas, para evitar que se extrajeran monedas romanas (de arios de plata). En esos años aún había a nivel superficial gran cantidad de cerámica (sigilata), se encontraban molinos de mano, recuerdo una fibula romana de plata con un baño de oro.
    A otros niveles era una maravilla el entorno, en Caño y el Sillo, repletos de peces, ranas y galápagos.
    Recuerdo años más tarde pasando la tranca del lobo en tantas marchs con niñod
    De mi niñez me recuerdo apañando aceitunas o recolectando con mi padre en aquellas Vegas

    Ángel

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