Termina un ciclo, comienza otro.

Hoy, al atardecer, baje a la playa. Bajamar. Delicioso paseo por la orilla: agua mansa y cálida; arena suave y asentada.

La gente -ya poca-,  espaciosa y relajada, mostraba gesto sereno, afable.

El sol, sin alboroto, se fue recogiendo. Yo, con pena, me despedí de la placidez de estos días de verano, de este sosiego de atardeceres de calma.

Comienza otro ciclo.

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