El trovador marocho

  Con los años, uno aprende a sobrellevar los envites de la Señora de la Guadaña. Una veces arrebata familiares, otras amigos, en ocasiones personas queridas, admiradas…  Jaime Rodríguez Berjano, Jaime de Encinasola o Pepe el Ciego como lo conocía toda la gente, el trovador marocho, se despidió el miércoles pasado.

  Cuando le propuse abrir las Jornadas Folclóricas de Encinasola del pasado verano, me decía «Lo hago por ti, Tomás, porque yo ya no estoy pa estas cosas…». Los que estuvimos en la charla saboreando su sabiduría folclórica, nos hicimos cargo de su estado de salud.

  Hoy quiero recordarlo con alegría, oyéndolo recitar algún romance o cantar la Nochebuena en el bar de Manuel Coco, carrañana en mano, junto a los compañeros de cada año… o quizá este fandango suyo que cantaba al estilo de San Alejo:

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CADA VEZ QUE VOY POR LEÑA

SE ME OLVIDAN LOS MORRALES

NO SE ME OLVIDA UNA NIÑA

QUE VIVE EN LOS ARRABALES.

CADA VEZ QUE VOY POR LEÑA.

    Descansa en paz, amigo.