74_210318 Cuaderno de notas. Olor a incienso.

Al verlo tan serio y compungido intenté explicar al nazareno del banco de la plaza de Jerez de los Caballeros, que el Carnaval pasó -aunque en algunos sitios hayan seguido con él, a destiempo, sin respetar el tiempo de Cuaresma- y ya, en nada, llegará Semana Santa. Pero ni caso, no se inmutó. Siguió con la cara fría como el metal. 

Pero así es. La Semana Santa, empieza a sentirse. Hace un par de días paseaba por el jardín cuando me llegaron los sones de una marcha procesional familiar. Ojo avizor, salí a la puerta y los vi venir calle abajo. Jóvenes costaleros iban adiestrando su cuello, ejercitando los músculos para soportar la pesada carga, aclimatándolos al peso del paso, ahora cargado con sacos de arena.

Hicieron una parada junto a la puerta de mi casa. Algunos son antiguos alumnos que, al verlos, siempre alegran el espíritu del docente jubilado. De inmediato se acercaron a saludarme. Una conversación reconfortante que luego desembocó en el paso de La Borriquita. Al final, aunque lo oculté manteniendo una falsa entereza ante ellos, me emocioné cuando vi cómo a Diego le temblaba la voz y se le saltaban las lágrimas mientras me decía «a ver si este año podemos salir…«.

Esta gente de la HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR EN SU SAGRADA ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN, MARIA SANTISIMA DE LA PAZ Y ESPERANZA Y SANTA CRUZ DEL BARRIO -los que sacan La Borriquita, los de la Cruz del Barrio de aquí de Valverde- son admirables. Solo llevan diez años y cuánto camino recorrido. Son jóvenes, no les tiembla el pulso y saben dónde quieren llegar. En los tiempos que corren no es fácil crear una Hermandad, abrirse paso y mantenerla.

La música que acompañaba era La Madrugá. Un pieza magistral. Sublime. Composición solo al alcance de un gran maestro como Abel Moreno que, por cierto, mañana jueves 24 a las 22,40 h en el programa Andalucía en Semana Santa de Canal Sur, nos hablará de esta hermosa pieza.

No quiero parecerte pesado, pero esta musica también es para escucharla. Procura comodidad, relájate y deja que sus sones te vayan meciendo. Dale tiempo, pierdete entre capiruchos, hileras de cirios, olor a incienso…