68_220218_Cuaderno de notas. Paisajes.

Esta semana he tenido que hacer bastantes kilómetros. Más de los que me hubiera gustado. Los paisajes del sur se ven agostados, tristes. Gritan, angustiosos e impotentes, pidiendo agua. Pantanos vacíos, campos yermos, riberas que acarician con mimo algún minúsculo hilo de agua… La primavera, en vez de empezar a desperezarse del letargo, parece estar escondida preguntándose si la dejarán asomarse.

 

Otros años por estas fechas se veían aparcados en los márgenes de la carretera los coches de los gurumeleros. Éste, no toca. Ni llovió en su momento, ni los gurumelos tienen fuerza para romper la seca capa de tierra. La Naturaleza en su conjunto parece fatigada, malherida, rota…

Desde la apacible temperatura y comodidad que me ofrece el coche, aprovecho para oír música. Radio, la justa. En los últimos tiempos ni me atraen sus propuestas de entretenimiento, ni me siento informado objetivamente por ninguna emisora. Más bien, creo, que sus intenciones pretenden polarizar y modelar el pensamiento. Recomponer desavenencias, no vende. En conjunto, muestran el mismo paisaje que la política: doloroso. Similar al que ofrecen los campos que voy dejando atrás.

Me refugio en la música que, siempre, es un alivio; un bálsamo con capacidad para eclipsar la realidad. Ahora suena Lole y Manuel. Este Balcón, muestra otro paisaje.