COPLAS DE LA NOCHEBUENA MAROCHA (5)

El pueblo llano solo podía contar con instrumentos rústicos para acompañar sus cantes de Nochebuena. Sin desmerecer al pandero, almirez o pandereta, el principal era la zambomba, hecha de piel de conejo, liebre, borrego o chivo, sobre una caja de resonancia de barro, madera, corcho o lo que hubiera a mano y utilizando como facho una caña pequeña con parte de la raíz por la que se sujeta, amarrada con guita, a la piel. 

Resulta curioso indagar en la historia de la zambomba -palabra onomatopéyica que  parece procede del congoleño zimbembo, que parece aludir a ciertos cantos fúnebres-, sobre todo para desarmar la teoría marocha de su origen que recoge esta letrilla: 

La primera zambomba / que vino al mundo,

la trajo tío Cañete / montao en un burro.

Otro instrumento peculiar, que yo solo he visto en Encinasola, es la carrañaca.  Según la RAE «tableta o chapa metálica rayada que suena al rascarla con un palito y se emplea para hacer ruido en las comparsas de Carnaval«. Aquí usamos dos tabletas, ambas iguales, siempre de madera, estriadas por un lado y con platillos metálicos -recuerdo de pequeño utilizar las latillas de las botellas de cerveza o refresco aplanadas-, en el reverso. El sonido se genera restregando las estrías, unas sobre la otra. En la tarjeta que sigue la puedes observar junto a mi zambomba. 

Los instrumentos también están presentes en las letras de las coplillas.

Hoy te ofrezco unas coplillas propias de la Nochebuena morocha recogidas en un zambombeo, su marco natural. Se trata de parte de una grabación de los años setenta realizada para un programa de Radio Peninsular de Huelva. Seguro que la gente de Encinasola las irá cantando, porque las conocemos todas.