MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (16)

A veces se nos llena la boca con palabras como solidaridad, compromiso, deber, responsabilidad, fraternidad… Palabras, palabras y más palabras. A la hora de la verdad, como dice el refrán “cada uno a su avío que yo estoy al mío”.

Ahora lo vemos cada día como consecuencia del maldito virus. En las redes sociales se rasgan las vestiduras queriendo convertir a los irresponsables, de la noche al día, intentando que corrijan su malvada actitud como si de algo puntual se tratara. Pero no es así: la cosa viene de antes. Mi generación, la sociedad, los gobernantes -y quizá de forma contravenida los docentes, de los que formo parte- algo, no hemos debido hacer bien. El porcentaje de insolidarios es mayor al que creo nos corresponde.

He reflexionado en distintas ocasiones sobre el tiempo. Sobre mi tiempo. El que voy a vivir. Le pasa como al cariño verdadero, que dice la copla que ni se compra ni se vende. Tenemos el que tenemos. No somos inmortales y, al final, todos calvos. En medio, las creencias de cada cual. Pero tienes que convenir conmigo que no es solo cuánto se vive, también cómo se vive, cómo llegas hasta el final. Y este matiz es determinante y en él encontré una forma de regalar savia nueva a mis congéneres, de darles vida, de proporcionarles más o mejor existencia. De demostrar la solidaridad, compromiso, deber, responsabilidad, fraternidad de que te hablaba al principio.

Donar sangre, ese tejido conectivo líquido que nadie ha conseguido producir fuera del cuerpo humano y que solo nosotros somos capaces de generar, es una de las cosas más importantes que hago y de la que me siento más orgulloso. Porque sé que otras personas la necesitan para seguir viviendo, para alargar su vida o que esta les sea mejor.

El próximo martes 18 de agosto hay una jornada de donación de sangre en Encinasola. De 18 a 21 horas. Arriba está el teléfono para pedir cita. Yo estaré allí. Me gustaría coincidir contigo. Pocas acciones pueden superar la satisfacción de regalar vida anónimamente. Cuando termines de donar, te sentirás feliz. Y darás un mensaje incontestable de solidaridad a tu familia, amigos, a tus hijos… Por ahí se empieza.

Hay un grupo de personas en Encinasola que realizan un esfuerzo encomiable para que se realicen tres jornadas de donación al año. No es necesario que dé sus nombres, toda la gente sabe quienes son. Gracias. A ellas, que lo hacen desinteresadamente y sin saber quién se va a poner el jersey que elabora Edith Piaf, por amor, dedico hoy este hermoso tema. Como siempre te digo, relájate y escucha.

Y no te olvides de hacerte donante de médula.

Hoy no te canté ninguna coplilla; esto es más importante que el folclore.

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