Las coplillas del Quijote

  En el Quijote, Cervantes incluyó algunas coplillas. Hoy quiero compartir las que le cantaba el caballero Don Clavijo a la condesa Trifaldi para «granjearle la voluntad y cohecharle el gusto«, con el fin de que ella «le entregase las llaves de la fortaleza que guardaba«, que no era otra que la persona de la infanta Antonomasia, de «tan gran perfección de hermosura, que no la pudo subir más de punto la naturaleza«. La primera es ésta:

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[255]

DE LA DULCE MI ENEMIGA

NACE UN MAL QUE AL ALMA HIERE,

Y, POR MÁS TORMENTO, QUIERE,

QUE SE SIENTA Y NO SE DIGA.

.

Luego cita ésta otra:

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VEN, MUERTE, TAN ESCONDIDA

QUE NO TE SIENTA VENIR, 

PORQUE EL PLACER DE MORIR

NO ME TORNE A DAR LA VIDA.

  La historia de la condesa Trifaldi, a la que Cervantes también hace llamar Dueña Dolorida, es, como todo el Quijote, genial. Te recomiendo que te recrees en su lectura para dar sentido, en todo su esplendor, a estas coplillas. Está en el capítulo treinta y ocho.