63_220114. Cuaderno de notas. 21 gramos.

¿Conoces esas básculas ultrasensibles que pesan hasta los gramos? Tanta precisión asusta. A veces, puede llegar a sobrecoger.

Salgo de la ducha y me peso. Da igual los dígitos que marca, pero te advierto que estoy en forma. Por rutina, me bajo de la báscula y vuelvo a pesarme: ahora marca justo 21 gramos menos. ¡¡21 GRAMOS!!

¿Sigo aquí, verdad? me pregunto.

El alma, esa parte inmaterial de los seres humanos, dicen que pesa 21 gramos. El peso de un jilguero, de unas cinco mil mariposas, dos chupa chups, el mismo que cuatro o quizá cinco aceitunas…

El doctor Duncan MacDougall, escocés, publicó un estudio científico en 1907 en el que planteaba la hipótesis de que al morir el alma abandonaba el cuerpo y aseguraba que, según sus investigaciones, pesaba 21 gramos. 

¿Imaginan las pautas del experimento? Este señor, en el momento en el que estimaba que alguien iba a morir, lo llevaba a su laboratorio dotado con medios para pesar hasta gramos y anotaba la pérdida de peso que se producía en el fiambre en el momento de expirar. La comunidad científica no dió mucha credibilidad a sus conclusiones debido a los métodos y medios utilizados, pero a principios del siglo XX se popularizó la idea de que el alma -esos 21 gramos de esencia intangible- se separaba del cuerpo.

 ¿Comprendes ahora mi preocupación ante la diferencia de peso en la báscula?

Y digo yo ¿todas pesarán igual? Las que aguardan el último momento satisfecha de su existencia y las que andan temerosas de Dios por la vida que llevaron ¿tienen el mismo peso?

Para olvidar estas tonterías, nada mejor que una música que te invite a mover el cuerpo y el alma, que creo que todavía sigue conmigo: Good Feling, Elle & The Pocket Belles