DIARIO DE UN CONFINADO (14)

Desperté y, como cada mañana, busqué el auricular y puse la radio. Las noticias, desesperanzadoras. Según todos, y en todos los frentes.

Me vestí, aseé y desayuné con desgana. Por rutina, porque era lo que había que hacer. Y pensé en la sala de urgencias de un hospital de esos que diariamente nos muestran repletos de enfermos en camillas y sillas por los pasillos, con nuestros sanitarios desbordados sin espacio, ni medios, ni tiempo… Pensé en los familiares de todas las personas que están muriendo estos días –un rosario de angustias y frustraciones-, en los enfermos y sus miedos… Y llegué a la conclusión de que yo, que solo tengo que estar aquí confinado, no tengo derecho al desánimo y sí la obligación de sembrar confianza e ilusión.

Dice un proverbio chino -no todo lo que viene de China es malo-, que “La paciencia es un árbol de raíz amarga, con frutos dulces”. Tengamos paciencia y esperanza.

Entonces recordé esta canción. Ya sabes, la música que te propongo es para escuchar, para que el silencio tome forma. Concédete tres minutos y escucha a Dana Winner.

Si quieres, busca en google la letra de esta canción en castellano. El último verso dice “Dios siempre habla en el silencio”.

Las cifras, cada día, las pongo pensando que ya no pueden ir a más, que al día siguiente empezarán a bajar, que iniciaremos la recuperación. Hoy, algunos medios de comunicación nos insisten en que se aprecia una mejora. Si ellos lo dicen… Estos son los datos: 64.059 diagnosticados; 4.934 personas muertas; 9.357 pacientes dados de alta. #QuédateEnCasa.