Antes de salir, repaso la ficha técnica. Encinasola de los Comendadores, municipio de la provincia de Salamanca, Partido Judicial de Vitigudino y perteneciente a la subcomarca de La Ramajería. Superficie del término municipal 33,74 Km2. Altitud: 710 m. Habitantes: en 1959, 613 h; en 2017, 174 h; en 2021, 157 h incluyendo la aldea de Los Picones (21 habitantes en 2021). Actividad principal (luego comprobé que única) ganadera, fundamentalmente bovina. Patrón: San Juan Bautista, a quien está dedicada su única iglesia. Fiestas patronales: Virgen de las Candelas, en la que se celebra la Fiesta de Las Madrinas, antiguamente el 8 de septiembre y en la actualidad en Agosto. Alcalde: Francisco Prieto (PP), desde 2011.
Historia: El poblamiento de la zona es muy antiguo, como lo atestigua el castro de El Picón de la Mora, un santuario preromano, en la aldea de Los Picones. El origen del casco urbano actual de Encinasola de los Comendadores se sitúa en el siglo XI y está ligado a las repoblaciones humanas de la zona, procedentes de Galicia, tras la conquista cristiana del territorio. Perteneció a la Orden de Santiago, dependiendo directamente del Comendador de San Marcos de León, de donde procede su apellido. Tras la etapa feudal quedó incluido en el Partido de Ledesma y ya en el siglo XIX pasó a depender de Vitigudino.
Dejé el coche en la entrada, junto a un antiguo y espacioso abrevadero, modesto pero singular, que en otros tiempos sería lugar de paso y encuentro de caballerías. Ahora está seco y en un extremo del pilón tiene un grifo de agua corriente. Una construcción de piedra granítica, como casi todo el pueblo.
A medida que avanzo hacia el centro del pueblo, guiado por el campanario de la iglesia, tengo la sensación de que aquí el tiempo se ha tomado un descanso. Predomina la piedra, no hay criterios urbanísticos, se suceden detalles de fachadas que aparentan tener siglos mientras sus tejados están reparados con uralita, hay cables aéreos por todas partes, las calles no tienen acerados, en todo el recorrido solo consigo ver cuatro coches, no hay árboles, ni hay tienda de ningún tipo… Ni gente, tampoco hay gente. Solo encontré dos mujeres mayores, de rostro, expresión y pose que me resultaron familiares, a las que además de amabilidad y un agradable diálogo sobre la hermosura de las macetas que tenían en su puerta, solo obtuve la constatación de su lleismo, por aquí habitual en toda la comarca; en Vitigudino también lo comprobé.
Llego a un espacio amplio que, aunque sin nombre, es la plaza del pueblo, el centro. Éste si está bien urbanizado. A un lado está el Ayuntamiento, un edificio moderno aunque antiguo, cuya fachada la preside un reloj que está parado. Junto a él, el Centro de Salud. Tanto el Ayuntamiento como el Centro de Salud están cerrados. Al otro lado un muro con una pista de frontón, que hará funciones demultiuso. En medio del espacio, una fuente sin agua y un pozo. También hay bancos de piedra. De granito, claro. No se ve a nadie.
Me dirijo al Ayuntamiento y no hay nadie, ni información. El Centro de Salud está cerrado. Sigo en dirección a la iglesia, situada a no más de cincuenta metros de allí. Su exterior tiene rasgos románicos, un porte austero. También está cerrada. Sigo sin ver a nadie. Hago fotografías.
Percibo desolación, resignación, austeridad…
A las dos personas mayores que encontré les pregunte que dónde estaba la gente: «trabajando o en el bar». Y me dirijo al bar. Te lo cuento el próximo día.
Aquí te dejo un vídeo de la Fiesta de las Madrinas con la actuación del grupo folklórico Abolengo Charro-La Contradanza. Te puede resultar algo pesado porque dura 11 minutos, pero si quieres ver el detalle de cómo tocan el pandero cuadrado en la comarca y especialmente en Peñaparda, sitúate en el minuto 7 y 37segundos.