La memoria es frágil. O quizá sabia. Nos conduce a momentos de luz y esperanza cuando todo parece un naufragio (Gaza, Ucrania, el hermano del gaditano Tiriti Traum, estos fuegos por doquier…)
Hace unos días los marochos nos entregábamos en un gesto de compromiso, solidaridad y unión con nuestros hermanos perotes engrandeciendo nuestra hermandad, como si nada pasara.
Hoy, los valverdeños nos entregamos a comida, cante, baile y alegría en la víspera de feria, como si siguiera sin pasar nada.
No sé si somos sabios o insconscientes. Pero ahí vamos. A disfrutar de la feria.