Sin que hayan pasado tres semanas desde la feria chica, la Velá de Santa Ana, llega la feria de agosto en Valverde. Aunque hay constancia de ferias anteriores, ésta se celebra desde 1888.
En sus inicios tenía un marcado caracter comercial -mercado de ganado, venta de productos industriales valverdeños y compra de artículos diversos expuestos en puestos ambulantes- y una componente lúdica con velada nocturna en la que no faltaban fuegos artificiales, farolillos, música a cargo de la Banda Municipal y corridas de toros (la plaza data de 1828).
La parte comercial se desarrollaba en El Rollo. El año de su inicio, 1888, se construyó el Pilar del Rollo. La parte lúdica era en El Valle de la Fuente, aunque unos años después, en 1901, en el periódico El Liberal de Sevilla, que dirigía el valverdeño José Nogales, buena parte de la fiesta también se había trasladado al Rollo. Recoge el artículo:
«Serían las cuatro de la madrugada del próximo pasado jueves, cuando el tren que me conducía paraba en la estación de Valverde del Camino. (…) El real de la feria, asentado en un gran llano que desde la estación se divisa (…). Allá fui, allá fuimos todos y pronto las primeras copas (…) dejaron sentir sus efectos. Se sirvieron unas y otras y comenzó la fiesta; una juerga puramente valverdeña. Apareció una guitarra no sé cómo ni por dónde y a sus acordes los valverdeños cantaron, dando así rienda suelta a una afición muy arraigada en ellos. (…) Había ya mujeres en buen número y el baile se imponía. Se hizo corro, salieron al aire las castañuelas y comenzó el baile. (…) En aquel baile y en muchos otros después, mil veces oí la popularísima seguidilla «Valverde del Camino / tiene la fama / de las mujeres mozas / que hay en España». Mil veces se cantó con gran gusto de los forasteros que la oían, para quienes esta copla encierra una gran verdad. (…)”
La fisonomía de la feria evolucionó con los tiempos. En los años cincuenta se empezaron a crear casetas privadas en El Valle de la Fuente y el ayuntamiento se encargaba de una caseta municipal en la Plaza Ramón y Cajal. Ya en los años setenta y ochenta la feria de agosto alcanzó una dimensión que hubo que buscar un nuevo lugar y se desplazó a Triana, donde continúa celebrándose.
Como en tantos pueblos del entorno la componente ganadera y comercial fue difuminándose hasta desaparecer y en estos tiempos su función, además de la económica y social -siempre presente- se limita a la diversión. Casetas, cacharritos, puestos ambulantes, grandes actuaciones cada noche… Pero este año hay que anotar una importante ausencia: por primera vez desde su inicio, no habrá corrida de toros. Supongo que se darán muchas justificaciones, aunque para mucha gente sea injustificable.
Este miércoles será la «víspera«. La gente se reunirá en la Plaza, junto al ayuntamiento y, desde allí, animado por gigantes, cabezudos y la Banda de Música, nos dirigiremos hacia la portada de la feria para disfrutar del encendido oficial. En el recorrido no dejará de oírse el Pasodoble de Valverde, del Maestro Rojas. En la plaza de toros, no sonará este año. Yo, te ofrezco ahora una versión de Chili con el deseo de una feliz feria.