Cuando llega este tiempo y tenemos que refugiarnos en la candela, siempre me acuerdo de Manuel “El Guardaríos”. Con él pasé horas y horas atento a sus relatos y coplas. Y romances, muchos romances. Cuando le pregunté dónde los había aprendido, las llamas de la candela se reflejaron en sus ojos, como si tuviera en ellos una fragua al rojo: “De niño, en el cortijo, junto a la candela cuando nos arrinconaba el frío y la lluvia durante las largas tarde de otoño e invierno. La vida discurría en torno a la chimenea buscando calor y luz. Los mayores, para que los niños estuviéramos entretenidos, nos contaban cuentos, acertijos y estas coplas largas que ahora tú me dices que son romances. Un día, otro día, otro…”.
Y así era como los niños, absortos y embobados, envueltos en esa hermosa monotonía de oír diariamente los mismos relatos y escuchar la misma música, retenían estas composiciones y luego, llegada la ocasión, las repetirían. Creo que jamás me describieron mejor y con menos palabras las entrañas de la tradición oral.
Hoy quiero compartir el romance del “Ciego y el naranjel”, “una copla larga” que le llamaba Manuel.
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LA VIRGEN VA CAMINANDO – DE EGIPTO PARA BELÉN,
Y EN LA MITAD DEL CAMINO – AL NIÑO LE HA ENTRADO SED.
“NO PIDAS AGUA MI NIÑO, – NO PIDAS AGUA MI BIEN,
QUE LOS ARROYOS VAN TURBIOS – Y NO SE PUEDE BEBER.
ALLÍ ARRIBA EN AQUEL CERRO – HAY UN VIEJO NARANJEL,
UN CIEGO LO ESTÁ CUIDANDO – CIEGO QUE NO PUEDE VER.
“CIEGO DEME UNA NARANJA –PARA AL NIÑO ENTRETENER”.
“ENTRE USTED SEÑORA Y COJA – LAS QUE SEAN MENESTER”.
LA VIRGEN, COMO ERA VIRGEN, – NO COGÍA MÁS QUE TRES;
Y EL NIÑO COMO ERA NIÑO, – TODAS LAS QUERÍA COGER.
APENAS SALIÓ LA VIRGEN, – ECHÓ EL CIEGO MANO A VER.
“¿QUIÉN SERÍA ESA SEÑORA – QUE ME HA HECHO TANTO BIEN?”
SERÁ LA VIRGEN MARÍA – Y EL NIÑITO DE BELÉN.
SERÁ LA VIRGEN MARÍA – ESPOSA DE SAN JOSÉ.