Olor a incienso, solemnidad, respeto, hombro dolorido, paso de palio, lágrimas de pasión, flores, velas, intimidad colectiva… Silencio, que empieza «el cantar del pueblo andaluz, que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz, el cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía, y es la fe de mis mayores…»
¡Ay, del pueblo andaluz al que se le pide tanto y se le da tan poco…!