Ayer, mientras compartía unas migas y un buen rato con entrañables amigos en una casa de campo de Valverde, sonó el teléfono. Era mi prima Ana Mari, desde Palma de Mallorca. Hablé con ella, con Antonio Vaello, con Pepe Gómez… Como cada año, los marochos que andan por allí se habían reunido para comer y, a los postres, cantar la Nochebuena.
Y como las coplas se van olvidando, tiraron del libro ENCINASOLA, ZAGUÁN DE COPLAS. Me han pedido varios ejemplares que les dedicaré y enviaré con sumo gusto. ¿Puedo desear mayor recompensa a tantas horas de trabajo, que sentir cómo sus coplillas se utilizan, a muchos kilómetros de Encinasola, para unir a marochos ausentes y rescatar sentimientos compartidos de antaño? Gracias, gracias, gracias.
Para ellos, estos AIRES MAROCHOS, que YOMURI & JAVI RODRÍGUEZ improvisaron en una calle de Sevilla.