140_230404_Cuaderno de notas. Adiós, Rafael.

Las campanadas de cada día lo iban anunciando. Pero siempre quedaba la esperanza de saberte luchador y que se produjera el milagro. No pudo ser, Rafael. Te has ido. En silencio y con la naturalidad que siempre te acompañaba.

Veo a Mari Carmen, a Rafa, a Carlos… Qué crueldad! En estos momentos todos andamos desorientados, confusos, como viviendo una pesadilla que se ha hecho realidad. Pero ellos…

Dejas mucho. Honestidad, integridad, firmeza, cariño… y un reguero de buenas acciones, hechas desde el anonimato y la discreción.

Contigo se cierra una historia compartida y se abre una ausencia que siempre recordaré con una sonrisa y mil anécdotas jocosas. A un compañero como tú, solo se le puede recordar con alegría. Al amigo, con ternura y añoranza.

Cuando vaya a la Buharda -esa comida nos quedó pendiente- me sentaré en el banco que me dijiste tenía las mejores vistas y brindaré a tu memoria mientras escucho a los Creedence. Cerraré los ojos, te sentiré al lado y veremos caer la lluvia en un día soleado. 

Gracias por todo, amigo.