59_Cuaderno de notas. Al calor de la candela.

Por esta época del año, cuando los días se acortan y el frío y la lluvia encierra a la gente en las casas -lo de la lluvia es un decir, puro romanticismo- siempre me asalta el ambiente generado en torno a la candela que me contaba Guardaríos. Siento el calor de las brasas e imagino cómo la luz de las llamas se refleja en sus curtidos rostros. Detrás, a sus espaldas y a capricho, las sombras juguetean y marcan difusas siluetas.

Allí en el cortijo, donde convivían hacinadas varias familias, a la caída de la tarde, el centro del mundo era la candela de la enorma chimenea. Sentados a su alrededor hombres, mujeres y niños. Se hablaba, los mayores contaban cuentos a los más pequeños, surgían adivinanzas, dichos y refranes, se cantaban coplillas y se entonaban romances que oyeron y aprendieron de sus padres o abuelos. La más acendrada y sublime tradición oral.

Y de alguno de ellos, surge la voz reposada y profunda cantando

Al pasar por los torneos pasé por la morería,

pasé por la morería…

Todos callan y, atentos, poco a poco se van incorporando a la música

y vi una mora lavando, lavando en la fuente fría,

lavando en la fuente fría…

El romance de Don Bueso tiene infinidad de versiones. Aquí se le conoce como el «Romance de la mora cautiva» y se canta así:

Y hoy, también te dejo esta versión del grupo Los Collacios, de Gijón. Con lo lejos que está Gijón de Encinasola. Escúchala con atención. Es extremadamente hermosa.