En los tiempos que corren, hablar de coplillas cuya letra fue creada muchos años atrás, tiene sus condicionantes. Suelo recrear el marco social e histórico en el que se producía porque es ahí donde hay que situarlo y no extrapolarlo a la realidad actual. El papel en el que la sociedad situaba entonces a la mujer era diferente al actual. Quien quiera extraer conclusiones más allá de ver estas coplillas como evidencias de la realidad de otra época, lo hace por su cuenta y riesgo.

Los hombres, por la calle, rondaban a las mujeres. Las mujeres, en sus casas, esperaban la ronda. Entonces Cupido utilizaba otras estrategias. Tiernas canciones -ya te puse El Toronjil, una de las piezas más hermosas del cancionero de Encinasola-, que la moza aguardaba.

Esta calle es un jardín / donde viven muchas rosas,

y yo como jardinero /  me voy con la más hermosa.

Pero en la ronda cabe todo. También exabruptos. En el libro «Si quieres que te cante la Nochebuena…» (2008) incluía un capítulo que llamé «Entre pícaras y groseras». La frontera entre unas y otras es tan sutil, que con sustituir una o dos palabras cambia su sentido, trasladándose con facilidad del halago a la ofensa.

En este marco, cantan ellos y ellas responden.

Entre las coplas de ronda que se cantan en Encinasola en Nochebuena, una de las más hermosas es la conocida por su primer verso «Por la calle van vendiendo» que da título a un «Cancionero popular de Encinasola» de Enrique Jesús Rodríguez Baltanás y Antonio José Perez Castellano (2001). Buen trabajo el que hicieron. El año pasado, en la V JORNADA FOLCLÓRICA MAROCHA, tuvimos el honor de contar con Antonio J. Pérez Castellano, que en esta ocasión nos habló del Fandango de Encinasola. Con mi amistad y cariño, considero este un buen momento para mostrarle, una vez más, mi agradecimiento por su participación en la jornada, con esta grabación que Jarcha hizo de las coplas que dan título al libro.