El romance del Niño perdido

   A mi abuela María Josefa, mientras tejía, le gustaba sentarme a su lado, en la tabla de atrás del telar,  y cantarme hermosas coplas. El ir y venir de la canilla, el llamativo colorido de los hilos, el continuo movimiento de los pedales y esa música suave, profunda y sentida que salía de su garganta, me embebían. Yo, en mi más tierna infancia, allí con ella, pasaba las horas absorto, en una situación de placidez, como recuerdo pocas.

  Ella, que de joven tocaba el acordeón asistiendo los bailes en Encinasola, cantaba todo tipo de coplas. Una de sus preferencias eran los romances. Uno de ellos, muy popular y extendido por toda la geografía andaluza y extremeña, es el conocido como «el del Niño perdido«.

   En Encinasola se canta con una melodía musical y en Valverde con otra: fue una de las cosas que más me llamó la atención cuando fui por primera vez al concierto de Navidad, que tradicionalmente se celebra en la Iglesia Parroquial Ntra. Sra. del Reposo. Pero la misma letra. Es ésta:

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MADRE EN LA PUERTA HAY UN NIÑO

MÁS HERMOSO QUE EL SOL BELLO

Y DICE QUE TIENE FRÍO,

PORQUE EL POBRE VIENE EN CUEROS.

 

-PUES DILE QUE ENTRE,

SE CALENTARÁ,

PORQUE EN ESTA TIERRA

YA NO HAY CARIDAD.

 

ENTRA EL NIÑO Y SE CALIENTA

Y DESPUÉS DE CALENTADO,

LE PREGUNTA LA PATRONA:

-¿DE QUÉ PUEBLO ERES REINADO?.

 

-MI MADRE, DEL CIELO;

MI PADRE TAMBIÉN;

YO BAJÉ A LA TIERRA

PARA PADECER.

 

-HAZLE UNA CAMA A ÉSTE NIÑO

CON HOLGURA Y CON PRIMOR,

QUE HA LLEGADO A NUESTRA CASA

EL DIVINO REDENTOR.

 

Y EL NIÑO RESPONDE:

-NO, SEÑORA, NO;

MI CAMA ES EL SUELO

DOLOR MI COLCHÓN.

   Un hermoso romance del que la tradición oral ha hecho mil versiones. Pero a mí me gusta recordar la que me cantaba mi abuela.

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