Aún no llegó el Carnaval, pero ya es tiempo de Carnaval. En Cádiz empezaron los concursos y, aquí y allá, las agrupaciones afinan sus letras -incisivas y punzantes- dirigidas a Trump, la corrupción, la política local o cualquier cuestión de interés del último año. Seguramente les llegue para incluir alguna letrilla donde hablen de la desvergüenza de las eléctricas, sus tarifas de la luz y del gobierno que las consiente.
En algunas cuestiones poco han cambiado las cosas desde los años ochenta cuando se resucitó el Carnaval -como ya he dicho en otras ocasiones mutilado, con las entrañas quemadas, desposeído de su esencia-, y aún tienen vigencia los versos del popurrí de La Banda del Tío Macario -la agrupación que entonces encabezaba Germán Llanes-, cuando en 1987 y aludiendo al desplome y desaparición de UCD, cantaban:
DE LA TETA IZQUIERDA, CHUPA LA IZQUIERDA,
DE LA TETA DERECHA, LOS DE DERECHA;
GRACIAS QUE LOS DEL CENTRO YA SE MARCHARON,
PERO IMAGÍNENSE DONDE CHUPARON.
Por estos días en Valverde, si pasas a hora de ensayo junto a cualquiera de los locales de comparsas y chirigotas, nada más que tienes que pegar la oreja y algo se pilla: «la Lole se va a los puertos» , «Cayuela vende camisas…» En fin, lo propio. Seguro que con su agudeza, son capaces de mostrar la realidad envuelta en risas. Que no viene mal con los tiempos que corren. Ya lo decía un gaditano:
Peseta que te gastas en el disfraz, te la ahorras en antidepresivos.
Libre, irónico, jocoso, lúdico. Lo soez y de mal gusto no es carnaval; es otra cosa.