Un buen amigo, ciego, escribió hace años un libro que giraba en torno a los ojos y cuyo título es «No hay prenda como la vista». Es cierto. Con los ojos no sólo se ve, también se llora, se habla, se mata y, por supuesto, se ama. Esta coplilla deja claro su poder:
[133]
A LA SALIDA DEL CARMEN
UNOS OJOS NEGROS VI;
DE QUIÉN ERAN NO ME ACUERDO,
QUE ME CAUTIVARON, SÍ.
En Alosno, cuna de un exquisito folklore musical donde el fandango sólo es un exponente más, también cantan a los ojos y al poder de la mirada:
[134]
DEL BALCÓN DE TUS OJOS
DI UNA CAÍDA;
LEVANTARME NO PUEDO,
SI NO ME MIRAS.
ME HE LEVANTADO:
SEÑAL DE QUE TUS OJOS
ME HABRÁN MIRADO.
Otra de Alosno dice:
[135]
TIENES UNOS OJOS, NIÑA,
Y UNA NIÑA EN ESOS OJOS,
QUE LOS OJOS DE ESA NIÑA
SON LA NIÑA DE MIS OJOS.
Una jota extremeña tiene por letra:
[136]
LOS OJOS DE MI MORENA,
SON DOS BRILLANTES LUCEROS;
QUE SI ME MIRAN, ME MATAN,
Y SI NO ME MIRAN, MUERO.
La mujer también canta y suspira por unos ojos:
[137]
POR LA SIERRA DE AROCHE
VIENEN BAJANDO,
UNOS OJITOS NEGROS
DE CONTRABANDO.
BAJANDO VIENEN,
UNOS OJITOS NEGROS
QUE A MÍ ME QUIEREN.
Además de la ley del más fuerte, «el ojo por ojo y diente por diente», que gusta a pocos y de ellos Dios nos libre, hay muchas frases, poesías y canciones sobre los ojos. Y refranes. Uno de ellos es «ojos que no ven, corazón que no siente».
Hoy cierro con un canto al amor callado, oculto, que la mirada denuncia:
[138]
NO ME MIRES, QUE MIRAN
QUE NOS MIRAMOS;
MIREMOS LA MANERA
DE NO MIRARNOS.
NO NOS MIREMOS
Y CUANDO NO NOS MIREN
NOS MIRAREMOS.
Cuida tus ojos, por favor.