No me gusta que suba nada o, al menos, que lo haga sin ofrecer algo a cambio. Menos aún en los tiempos que corren, con las cosas que se escuchan, ven y uno intuye. Pero, a propósito de la subida del recibo de la luz, recordé esta coplilla que muestra como en otros tiempos, cuando no había factura eléctrica, los gastos para alumbrarse eran otros.
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UNA VIEJA Y UN CANDIL
SON LAS RUINAS DE UNA CASA;
LA VIEJA POR LO QUE GRUÑE
Y EL CANDIL POR LO QUE GASTA.