DIARIO DE UN CONFINADO (17)

Día 17. 30/03/20. Lunes.

Menos algunos energúmenos, inconscientes o canallas, todos estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Pero lo de los sanitarios, es de matrícula de honor.

Por fin alguna gente se da cuenta de que ellos son nuestros héroes y no los que hacen filigranas con un balón en los pies o los famosos de la pantalla. Los del balón, solo nos entretienen a cambio de mucho dinero y engordar su ego; los campeones de la polémica -caminando permanentemente entre la cizaña y la ofensa, persiguiendo su minuto de gloria y audiencia-, aprovechándose de personas con valores poco sólidos; sin embargo ellos, los sanitarios, se juegan su vida para salvar la nuestra: antes, ahora y después. Estos son mis héroes.

Deberíamos hacerles un pasillo aplaudiendo cada vez que entran en un Centro de Salud o un Hospital, y otro al salir. Estos días lo estamos haciendo, aunque sea desde la ventana o el balcón, a las ocho de la tarde salimos a aplaudirles.

Mi casa no está en una calle al uso y somos pocos, pero me emociona que cada tarde, a las ocho, mis dos vecinos, alejados cuarenta metros, y nosotros -Esperanza y yo-, salgamos a la puerta de la vivienda y nos entreguemos al aplauso con firmeza y en silencio. Media docena de personas, poca música hacemos. Sé que ellos no pueden oírnos, pero también sé que con cada palmada sienten nuestro reconocimiento, apoyo y agradecimiento.

La tarde está oscura. Llueve. Buscaba música de piano y me encontré con Dorantes. Orobroy. Buena música para oír al son de la lluvia.

Los números, fríos como la tarde, siguen subiendo aunque dicen que tienden a bajar. Ojalá: 85.195 diagnosticados; 7.340 personas muertas; 16.780 pacientes dados de alta.    #QuédateEnCasa.