LA CARRETA Y LOS BUEYES
SON DE MI PADRE;
Y EL CARRETERO ES MÍO,
DIOS ME LO GUARDE.
Han ido llegando de todas partes, por caminos polvorientos y cruzando arroyos, en su mayor parte secos, con la fe y alegría de todos los años. En carreta, a caballo, andando… Pero allí están.
Y yo, aprovecho el momento para compartir contigo unas sevillanas surgidas en la intimidad de momentos del camino.