155_220623_Cuaderno de notas. La Tragantía

Cazorla lleva el poso de su historia y la presencia de una naturaleza exuberante con la sencillez de la autenticidad. Y en el discurrir del tiempo, hechos y ficción se funden proporcionando relatos y leyendas que allí, in situ, estimulan la imaginación llegando a resultar creíbles.

Cuentan que en la época de la reconquista del territorio, tras la conquista de Quesada por parte de las huestes cristianas, el caudillo moro que reinaba en el castillo de la Yedra, en la bella población de Cazorla, decidió abandonar la fortaleza en la seguridad de que regresaría victorioso en unos pocos días.

Tenía el rey moro una hermosa hija que era la dueña de su felicidad y pensó que la mejor forma de protegerla era no llevarla con él a la batalla. Así, decidió encerrarla en uno de los compartimentos secretos del castillo, con una provisión de alimentos, agua y lámparas para orientarse, suficientes para su regreso que aventuraba unos días después. Tras una emotiva despedida, selló la estancia y marchó.

Quizá no midió bien sus fuerzas o las de los cristianos, que el rey moro fue derrotado y muerto. De esta forma, la princesa quedó atrapada en los muros del castillo.

La princesa aguardaba paciente en su escondite pero, con el paso de los días, la comida, el agua y las antorchas se fueron acabando. Atrapada en la oscuridad y la humedad, dejó de sentir las piernas, a las que le salieron escamas, y empezó a alimentarse de pequeños bichos. Lentamente, fue convirtiéndose en una especie de serpiente humana, un extraño animal, mitad serpiente mitad mujer, conocido con el nombre de Tragantía que, desde entonces, como venganza, aparece cada Noche de San Juan desde las entrañas del castillo y devora a los niños y niñas descendientes de los cristianos que acabaron con su padre.

Y en la noche de San Juan, canta a los niños y niñas:

Yo soy la Tragantía,

hija del rey moro

y quién me escuche cantar

no verá la luz del día

en la Noche de San Juan.

Por estas fechas, asociadas a la noche de San Juan y al solsticio de verano, infinidad de leyendas se dan cita. En las candelas se queman los males, en el agua se depura el alma, se baila, se canta… Te dejo estas coplillas de San Juan para que las escuches. A la gente de Encinasola, invitarles a que presten atención a sus letras y observen los panderos que tañe la Agrupación Nuestra Señora del la Soledad de Aceuchal, junto a Almendralejo.