¿Sabes que la Catedral de Sevilla tiene nueve puertas? Cada una de ellas representa una alegoría religiosa que su nombre muestra: Puerta del Bautismo, de la Asunción, de San Miguel, del Príncipe, de Campanillas, del Lagarto -ésta con una peculiar historia asociada-, de la Concepción, del Perdón y la Puerta de Palos.
Puerta de Palos es como se la conoce popularmente. Se debe a las rejas de madera que, una vez dentro, la separaban de las antiguas dependencias del Cabildo Catedralicio. Pero su nombre es Puerta de la Adoración de los Magos.
Está situada al lado de la Giralda. El tímpano de su portada, de estilo gótico, es una magistral muestra de escultura renacentista. Una maravilla. Habitualmente es la utilizada para entrada y salida de los novios cuando van a tomar las nupcias en la Capilla Real.
Pues allí estaré. Embelesado por el vestido blanco inmaculado, que esconde el otro, el traje oculto diseñado en noches de vela, con tela de girones de corazón y cosido con hilos de cariño, que le ha hecho Domi.
Y no esteremos solos. Nos rodeará gente que queremos y con la que deseamos compartir estos momentos de felicidad.
Y tampoco faltarán los seres queridos que se nos fueron, que los demás no verán, pero nosotros sentiremos a nuestro lado, sonrientes y felices, acompañándonos.
Sé que no soy objetivo pero, te lo aseguro, irá radiante. Deslumbrará. La felicidad y los buenos sentimientos, siempre fascinan.
Y habrá un instante en el que su mirada, la de su madre, su hermano y la mía se cruzarán en un punto que condensará infinidad de momentos íntimos compartidos, que nos pertenecen eternamente, y del que brotará la esencia del cariño y la incondicionalidad.
Nadie me entrenó para ser padre. Aprendí junto a mi campañera de viaje. Creo que no lo hicimos mal. Invertimos mucho cariño y dedicación. Y ahora, tampoco he recibido clases para padrino. Procuraré estar a la altura. Mantendré la mirada limpia aunque, seguramente, en algún momento, se empañe con lágrimas de alegría.
Ya sé que no, pero siento que me desprendo de una de las cosas más importantes que la vida me ha concedido.
Quizá no esté bien que yo lo diga, pero es canela, Jose. Cuídala. Que tengáis salud y suerte. Que seáis felices.
Para mí, desde hoy, la Puerta de Palos tiene nuevo nombre: Puerta de la Princesa. Bajo la mirada de los personajes de la Adoración, saldrá desposada ella, mi princesa. Y allí estaré. Feliz y alegre.