Se fueron, pisaron los caminos, convivieron, cantaron, bebieron, se postraron ante la Virgen del Rocio, rezaron… Y ahora vuelven. Cansados y contentos.
Antes de dejar el Simpecado en la ermita, la Hermandad del Rocío de Valverde del Camino se detendrá junto al muro del Convento de Santa Ana. Entonces asomarán las Hermanas de la Cruz y cantarán su entrañable Salve rociera. Es uno de los momentos más entrañables de la intimidad colectiva valverdeña.