DIARIO DE UN CONFINADO (3)

Día 3. 16/03/20. Lunes.

Escribir, cuesta; expresar las ideas con claridad y llevarlas al contexto del sentido común, es más difícil. Lo intento, le dedico tiempo y, en general, se consigue razonablemente. Disfruto escribiendo. Pero de estos episodios, lo peor, el momento fatal de cada una de estas entregas, es cuando consulto la página del Ministerio de Sanidad para transcribir los datos de cada día. Los de esta mañana, más crueles que los de ayer: 9.191 casos diagnosticados; 309 muertos; 530 dados de alta. Respecto a los de ayer, los diagnosticados han aumentado un 43,5%. Dramático. Es difícil quedarse solo en los números. Detrás de cada muerto, de cada diagnosticado hay una familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo… No quiero pensar hasta dónde llegaremos, ni cómo nos recompondremos de esta tragedia.

Yo, ya sabéis, me dedico a la docencia. Hoy he trabajado desde casa, en modalidad online. Porque hoy –examen sorpresa a cuenta del corona virus-, ha comenzado la evaluación del esfuerzo económico que ha realizado la Consejería de Educación para la mejora de la competencia digital del alumnado y el profesorado en los últimos años.

Con motivo del proceso de matriculación del alumnado en los centros educativos para el próximo curso y la normativa establecida por la Junta de Andalucía, de nuevo ha salido a relucir el debate pública/concertada/privada. Hay que tener claro que cada una juega su papel. Todas son necesarias con el equilibrio y ponderación que corresponde. Un tema complejo, con muchos matices, intereses y manipulaciones políticas.

Hace apenas dos semanas hubo una convocatoria de huelga de todos  los sindicatos en defensa de la enseñanza pública. Desde hoy, los docentes de la pública tenemos una oportunidad para demostrar que aquellos ordenadores que se pusieron hace quince años acoplados a los pupitres, que los carros con los ordenadores portátiles, que todas las dotaciones de equipos informáticos, que todas la horas de formación que hemos recibido a través de los CEP, que la aplicación Séneca, iséneca, ipasen y la implementación de todos estos medios en el aula y en la comunicación de los centros educativos con los padres, ha merecido la pena.

Yo hoy he contactado con mis alumnos, les he transmitido normas básicas y, a través de internet, estaremos en contacto todos los días entre las diez y las trece horas. Intentaré seguir el proceso enseñanza-aprendizaje desde casa. Antes de enviarles el primer correo, estuve reflexionando sobre los objetivos que pretendo: continuar su formación y concienciarles del momento que vivimos. ¿Cómo? A través de actividades que profundicen en la ya machacada idea de aprender a aprender y manteniéndolos ocupados de forma activa y no traumática en las largas horas de estos interminables días.

Mis compañeros de centro, todos más jóvenes y preparados que yo aunque con menos experiencia, utilizan otras herramientas más sofisticadas, unas adoptadas por el centro a través de su Proyecto Digital y otras que pone a nuestra disposición la Consejería de Educación. Debemos demostrar que podemos enseñar de manera diferente a como se hacía hace un siglo. Desde hoy y hasta que volvamos a los pupitres, nos evaluamos. Los de la pública, los que fueron y no fueron a la huelga. Estoy seguro que de esta situación saldrán los cimientos para cambiar metodologías. Un reto.

Siento el ramalazo profesional de hoy.

Solo una brevísima anotación más: la decisión del Rey Felipe VI de renunciar a la herencia de su padre, me ha sorprendido. Por el hecho en sí –por lo que aclara sin decir nada, por su profesionalidad, por lo material, por las repercusiones que traerá…- y, sobre todo, por el momento en el que lo hace. Unas semanas atrás, se tonteaba con el #coronavirus y #corinavirus. Ya lo voy entendiendo.

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