(Del libro DESDE EL AGUARDO)
Cuando habla de un lance de caza, al relato de un cazador rara vez le falta la dosis justa de imaginación, aderezo indispensable para elevar el momento a la grandiosidad. Algunas veces, quizá se interprete como una exageración, porque los cazadores tienen fama de mentirosos.
[116]
NO HAY CAZADOR QUE NO MIENTA,
NI ESCOPETA QUE NO FALLE,
NI RAYO SI NO HAY TORMENTA,
NI AVARO QUE NO AVASALLE
SI NO LE SALEN LAS CUENTAS.[1]
[117]
EMBUSTERO COMO YO
EL MUNDO NO CONOCÍA,
PERO EN UNA MONTERÍA
EL MUDO ME DESBANCÓ:
¡POR SEÑAS CÓMO MENTÍA![2]
[118]
CAZA Y MIENTE A FECHA FIJA,
MI SUEGRO QUE ES DE ARAGÓN;
MINTIENDO ES UN CAMPEÓN
QUE ME HA CASAO CON SU HIJA
QUE ES MÁS FIERA QUE UN LEÓN.[3]
[119]
TIRAS LAS PATAS POR ALTO
CUANDO HABLAS DE CACERÍA;
YO SALÍ CONTIGO UN DÍA
Y APUNTASTE A UN BARRANCO
¡Y QUÉ MALA PUNTERÍA![4]