Tras cinco días de tragedia y dolor, de sombras negras que no han terminado, hoy el día se ha despertado soleado y calmo. Tan inocente y embaucador, que invita a pensar que la vida sigue, que siempre hay motivos para vivir.
Estas fechas, propicias para deambular entre los recuerdos y la reflexión, deben servirnos para llenarnos de serenidad y paz. Y para aprender.