Pasó Julio. Y se fue agosto cubierto por un velo negro. Tristeza. Desolación en el corazón de los marochos. Es tan frágil la vida…
Recuerdo a Manolo como uno más de los muchachos que acudíamos por la tarde, a jugar, a los Grupos Escolares. Era unos años mayor que yo. Marisa, su hermana, de mi edad, compañera de curso en la escuela. Su hijo, alumno mío en Valverde. Su mujer… ¿Cómo se puede consolar a una familia por tamaña fatalidad?
Y José. Pienso en él y se me amontonan mil recuerdos. Y se me nublan los ojos. Y pienso en Cristina, en José Manuel, en Pili… Y en toda su familia con la que la mía ha mantenido y mantiene profundos vínculos de amistad asentados en el tiempo.
Mucho ánimos a todos.
José: todos pedimos para que te pongas bien.