El día ha amanecido lóbrego, gris, frío. Una apacible niebla se posa sobre la ribera escondiendo los arroyos. Los tiñe de plata vieja.
Al fin el sol, tímidamente, va limpiando el empañado color de la nostalgia. En el aire vaga la melancolía. Percibo suaves pétalos de silencio y empiezo a cantar.