215_240723 Cuaderno de notas. …Y seguimos.

Del mar venía una brisa suave. Sentados sobre la arena guardábamos silencio. Cogí su mano y la apreté tiernamente. En un instante fugaz se amontonaron infinidad de momentos compartidos de dicha, sinsabores, dulces, amargos, de alegría plena… Cuarenta y un años dan para mucho.

La miré, sonreí y besé su mejilla con toda la ternura que en ese momento pude reunir mientras mi corazón gritaba de nuevo: sí, quiero.