…Y entonces, cuando la Naturaleza -envuelta en el fulgor de la primavera- se funde con la religiosidad, surgen las Cruces de Mayo que cada rincón de la provincia de Huelva vive con entusiasmo y celo. Una mezcla de elementos sacros y profanos, de ritos ancestrales que la Naturaleza brindó desde hace no se sabe cuando, y la religión adoptó y transformó para que se mostraran fundidos en la Cruz.
La luz de estos días, el esplendor de la vegetación, el colorido de las vestimentas, la solemnidad de los rituales y esas coplillas añejas, muestran la grandeza de lo auténtico. Un goce para los sentidos y un remanso para los sentimientos.