La tarde ha ido oscureciéndose lentamente. Unas nubes que asomaban por el oeste se han ido apoderando del cielo y ahora, cuando me siento frente al ordenador a escribir la coplilla semanal, veo por la ventana una cortina de agua. Algunas gotas juguetean en el cristal y bajan caprichosamente. Recuerdo la Balada de Otoño de Serrat: «Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve, sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve. Pintaron de gris el cielo y el suelo se fue abrigando con hojas, se fue vistiendo de otoño...».
Y recuerdo esta canción infantil:
[151]
EL OTOÑO LLEGÓ,
MARRÓN Y AMARILLO;
EL OTOÑO LLEGÓ,
HOJAS SECAS NOS DEJÓ.