Sol desgarrador. La parva extendida en la era. Las bestias giran, giran, giran… El hombre, con la garganta seca y el alma rota, desde el centro, para animar a los animales, y quizá también a él mismo, canta.
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LA MULA VA SONANDO
LAS CAMPANILLAS,
Y YO LE VOY CANTANDO
COPLAS DE TRILLA.
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¡ARRE, MULILLA TORDA,
CASCABELERA!
A LA HIJA DEL AMO
QUIÉN LA COGIERA,
DONDE SE JUNTA EL SILLO
CON LA RIBERA.
Y entre cante y cante, el pique de unos con otros:
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¡AIRE, MÁS AIRE!
MI MARIDO EN LA ERA,
YO CON EL FRAILE.