El calendario cristiano se asienta sobre fechas en las que antiguas civilizaciones ya practicaban fiestas y rituales. Eran conocedoras de momentos singulares de la Madre Naturaleza, como los solsticios -cuando el sol se queda un instante quieto para cambiar de ciclo, alcanzando su mayor o menor altura aparente en el cielo-, y lo celebraban a su forma. El solsticio de verano es el 21 de junio pero, por extensión, proximidad y la fuerza que el calendario cristiano concedió a la Fiesta de San Juan Apóstol, entre el 21 y el 24 se constatan muchas celebraciones que llevan asociados rituales donde suelen estar presentes elementos naturales como la vegetación, el agua y el fuego.
Es un cambio de ciclo, y hay que celebrarlo. Una fiesta que nos invita a cambiar de ropa, a despojarnos de lo malo –quemarlo-, a purificarnos con agua y a abrirle las puertas al amor.
Y el refranero –alguien me dijo el otro día que los refranes eran “cosa de abuelos”; nada que objetar si ello se asocia a experiencia, cultura tradicional y sabiduría popular, también cosa, por lo general, de abuelos-, se explaya por San Juan. Alude a cosas tan diversas como la meteorología:
Hasta san Juan, no te quites el gabán.
San juanada venida, primavera ida.
San Juan, san juanero, quita frío y pone sombrero.
Ni calor hasta san Juan, ni frío hasta Navidad.
O a las repercusiones que tiene para la agricultura y el ciclo agrario -el campesino siempre anda mirando al cielo, y temblando-:
San Juan soleado, da gusto; pero lluvioso, es disgusto.
Aguas por san Juan, vinagre a la Navidad.
Agua por san Juan, quita aceite, vino y no da pan.
Sembrarás cuando podrás, pero por san Juan segarás.
Y no pueden faltar referencias a de la naturaleza:
Por san Juan las cigüeñas salen a volar.
El día de san Juan, salen los cigüeñinos a volar.
El pollo de enero, por san Juan va al comedero.
En el mes de san Juan, al sol se cuece el pan.
Ni a los alimentos del momento:
Por san Juan, la sardina moja el pan.
El conejo por san Juan y la perdiz por Navidad.
Por san Juan, brevas comerás.
Si quieres bien a tu galán, no le des coles por san Juan.
Y, de antiguo, donde había fiesta, estaba Cupido:
Bailemos este San Juan que el que viene, sabes Dios quién bailará.
La mañana de san Juan, mozas, vamos a coger rosas.
Noche de san Juan, noche de enramadas, en que los mozos rondan a sus (las) enamoradas.
Por san Juan hizo un año que te quería.
Y mil refrenes más. Tradicionalmente es un día de fiesta en todos los rincones de España.
¿Recuerdan el entrañable tema de Serrat? Fiesta.