El contrabando

   Vivir en la raya, marca. La limitación que supone una frontera y el peso de la historia se graba a fuego en el alma de los que viven a su alrededor. Los gobernantes creen que líneas con puntos y rayas trazadas sobre un sufrido plano, separa a las personas que viven a uno y otro lado; pero no es así. Compartir entorno, condiciones naturales y prácticas económicas teje lazos invisibles, que nadie puede cortar. Y así surge el contrabando de subsistencia: una forma de desafiar y contrarrestar fronteras, y paliar la necesidad.

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LO QUE VENDÍ, LO COMPRÉ.

SEÑOR JUEZ: NO MATÉ A NADIE,

TO EL DINERO QUE GANÉ

SE LO ENTREGUÉ A MI MUJER

PA QUE SE COMPRARA UN TRAJE.

[74]

YO SOY UN POBRE ARRIERITO

QUE A NADIE HE QUITAO NÁ,

LO QUE YO VENGO VENDIENDO

LO TRAJE DE PORTUGAL,

SEÑOR JUEZ, YO NO LE MIENTO.

  En ocasiones el contrabando era individual, a pie o con bestias:

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SALTÓ MI CABALLO AL AGUA

AL ESCUCHAR LOS DISPAROS,

NO ME PUDIERON CAZAR,

UN CABALLO ES MI CABALLO

Y NO UN CABALLITO MÁS.

[76]

EL DÍA QUE MURIÓ MI JACA,

LA ENTERRÉ Y BESÉ LA TIERRA

Y ME DESPEDÍ LLORANDO,

DE AQUELLA QUE FUE EN LA SIERRA

LA PERLA DEL CONTRABANDO.

   En Encinasola se unían cuadrillas de hombres, que llamaban «cuerdas»:

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CUANDO ASOMAN LAS CUERDAS

POR LA CONTIENDA,

LOS CONEJOS SE ESCONDEN

LAS LIEBRES TIEMBLAN.

   Del contrabando hay muchos episodios negros, pero también de consentimiento, colaboración y armonía:

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DICEN LOS GUARDIAS CIVILES:

POR DETRÁS DE LA CASETA

PASEN LOS CONTRABANDISTAS

Y DEJEN LAS DOS PESETAS.