Últimamente me he acercado mucho al flamenco. La profundidad y sencillez de sus estilos y letras, me fascina. Al margen de estudios y clasificaciones propias de flamencólogos, yo siento que todos sus estilos se pueden identificar con la alegría o con la pena. Ambas, difícilmente encuentran mejor acomodo que en algún palo del flamenco.
En estos días, en los que convivo con la pena, la tristeza y el ensimismamiento, recordé un taranto de Fosforito, que un día me llegó al alma. El taranto es un cante triste, un lamento, un estilo capaz de llegar a lo más hondo, condensando una situación dolorosa a través de una garganta desgarrada, mientras la guitarra, con lentitud, llora y se desangra.
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PORQUE YA NO PUEDO MÁS,
LAS FUERZAS ME ESTÁN FALLANDO,
Y ES QUE YA NO PUEDO MÁS;
NI SIQUIERA ESTE TARANTO
VOY A PODER TERMINAR;
POR ESO CANTO LLORANDO.