Vigía de la frontera, / faro que a mi pueblo alumbra
¿Cómo hiciste que creciera / el caudal de la Ribera / sin amenaza de lluvia
para salvar a Tus hijos, / sus vacadas y familias?
(Del XXXVII Pregón de las Fiestas a Ntra. Sra. de Flores. 2010. Tomás López)
En 1580, tras la muerte de D. Enrique, Rey de Portugal, el reino luso se anexionó a la corona española en la que reinaba Felipe II. Pero esta unión nunca fue aceptada por el pueblo portugués; ellos eran una potencia de primer orden en ultramar, tenían orgullo de nación y su ruptura con Castilla era solo cuestión de tiempo. Duró hasta diciembre de 1640 cuando, tras una conspiración en Lisboa, se inicia la Guerra de la Restauración Portuguesa, que proclama Rey de Portugal al duque de Braganza con el nombre de Joâo IV. La guerra terminó 28 años después, dando lugar a la independencia de Portugal de la corona española.
Estos años de guerra fueron especialmente crueles con todos los pueblos fronterizos de la provincia de Huelva, pero aún más con Aroche y Encinasola que compartían y disputaban con Moura la Dehesa de la Contienda.
Los años anteriores al inicio del conflicto fueron frecuentes los arrendamientos de tierra de siembra entre la gente que vivía pegada a la frontera pero, tras la declaración de la guerra, unos y otros no permitieron que se recogieran las cosechas sembradas en suelo extranjero ocasionando desavenencias y continuas razias que se traducen en incendios, robos de ganado, escaramuzas e incursiones de portugueses en España y de españoles en Portugal.
En este marco de confrontación armada, escasez de productos de primera necesidad y poco terreno para sembrar por temor a alejarse de la villa, en 1642 se produce una incursión de portugueses en tierras marochas, con la milagrosa intervención de la Virgen de Flores. Así está escrito en el libro de las Actas Capitulares de Encinasola:
«Que en el año de 1642 han entrado en esta villa una manada de malhechores y rebeldes portugueses los cuales han robado todas las vacadas y otros efectos que aquí se encontraban, corriendo con ellos hacia Portugal. Que transcurrido algún tiempo, ha salido en su persecución un gran número de vecinos de ésta, que consiguen darle alcance cuando éstos se encontraban ya en la otra orilla del Múrtiga, entablándose allí una sangrienta escaramuza, tras la cual los vecinos consiguen recuperar sus vacadas con las que vuelven a Encinasola.
Tras cruzar el Múrtiga y salir en su persecución los rebeldes portugueses, ha sido tal el caudal del Múrtiga, sin amenaza de lluvia, que se salió de madre impidiendo con ello el paso de los portugueses y la alegría propia de los vecinos de aquí. Para dar gracias a la Virgen de Flores, que se venera en lugar próximo al suceso, (y a la que se le atribuye el milagro de la crecida del Múrtiga), los vecinos deciden proclamarla Patrona de la Villa».
Esta divina intervención inicia un proceso que culminaría con el otorgamiento del título de Patrona de Encinasola a Nuestra Señora la Virgen de Flores, casi ochenta años después. El patronazgo se formalizó el día 9 de abril de 1720, hace unos días se han cumplido 303 años.
Por eso este fin de semana, un año más, le rendiremos culto, celebraremos su patronazgo, imploraremos la protección de su manto y gozaremos en su fiesta. Y cantaremos: