Dichoso mes que entra con Tosantos y sale con San Andrés.
Los campos siguen con sed. Aún no ha llovido lo necesario. Si continuara vigente el tradicional ciclo del trigo, ya estaría la tierra arada, los cereales sembrados y el piojalero mirando al cielo. Dice el refrán:
En acabando noviembre, quien no sembró, que no siembre.
Pero ya no se siembran cereales en el Andévalo, ni en parte ninguna de la provincia.
Antes, desde septiembre ya se cantaba
YA TENGO LA HARINA EN CASA
QUE LA TRAJE DEL MOLINO
Y AHORA ESTOY PREPARANDO
LA PAREJA DE COCHINOS.
Pero esta copla, también ha caducado: ni hay molinos harineros, ni se engordan cochinos en el corral para la matanza. Antes, era cosa imprescindible si se podía:
No llenarás bien la panza, si no haces buena matanza.
Cochino matado, invierno solucionado.
Ahora todo es más fácil. Pero distinto.
Los campos están vacíos, sin gente. Solo los fines de semana se pueblan de cazadores.
El otro día, releyendo una vez más pasajes de Patero y yo, encontré esta reflexión:
– Platero, ¿habrá un paraíso para los pájaros?
Entonces, recordé que ahora empieza el tiempo de los cazadores.