El voto del terremoto

2010_DICEN QUE VALVERDE

(Del libro «Dicen que Valverde tiene… Calendario festivo tradicional de los Hijos de Facanías. Pág. 71-77)».

  Desde el año 1756 los Hijos de Facanías[1] no han vivido igual las celebraciones y cultos en torno al día de Todos los Santos y los Fieles Difuntos. Desde entonces, anualmente, se celebra misa solemne para renovar el Voto del terremoto y agradecer así a la Patrona la especial protección que hizo de los Hijos de Facanías y los edificios de Valverde, durante el terremoto que se produjo a las diez de la mañana del primero de noviembre de 1755. Tras la misa, la Virgen del Reposo sale en procesión por las calles más céntricas de la localidad.

  El llamado “terremoto de Lisboa” por las trágicas consecuencias que produjo en la capital portuguesa, -más de 90.000 muertos y el ochenta por ciento de los edificios destruidos-, tuvo el epicentro en el Océano Atlántico, cerca del cabo de San Vicente, causando muchas muertes y cuantiosos daños materiales en el sur de la Península Ibérica. Edificios derrumbados, poblaciones anegadas, destrucción, pánico, desolación… Todas las crónicas de la época relatan la catástrofe como la más trágica conocida hasta entonces. Al temblor siguió un impresionante oleaje del Atlántico que anegó las poblaciones costeras del Algarve portugués y de las provincias españolas de Huelva y Cádiz.

   Ayamonte, la población española más cercana al epicentro, sufrió con especial crudeza las consecuencias con más de mil víctimas y casi la totalidad de sus edificios derruidos. Parecidas consecuencias se produjeron a lo largo de la costa atlántica española. En el interior el impacto fue menor, pero también se registraron derrumbamientos en lugares tan alejados como Salamanca, Valladolid y muchos pueblos de Badajoz, Cáceres, Córdoba y Jaén.

   Más cerca, en Sevilla, hubo importantes inundaciones en las zonas próximas al río Guadalquivir y muchas viviendas afectadas por derrumbamiento. Nació entonces la leyenda que atribuye a las Santas Justa y Rufina que no se cayera la Giralda que ellas sujetaron con sus propias manos.[2] La Hermandad del Amparo de Sevilla, aún en la actualidad mantiene “el voto de celebrar a perpetuidad solemnes cultos” en agradecimiento a la intercesión de las santas.

   En Castilleja de la Cuesta, pueblo cercano a Sevilla, cantan esta copla de campanilleros:

 [171]

EN EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

A LAS DIEZ Y MEDIA

LA TIERRA TEMBLÓ,

Y LA TORRE DE SAN ISIDORO

COMO UNA GRANADA

POR MEDIO SE ABRIÓ[3].

  En Cádiz, en la iglesia de la Virgen de la Palma, celebraban misa en el momento en el que se produjo el terremoto. Allí, primero se sintió el temblor y luego toda la ciudad quedó inundada. El capellán que oficiaba la misa sacó entonces el estandarte de la Virgen y las aguas se apaciguaron. El salero gaditano lo retuvo en una expresión popular que aún hoy se escucha y cuyo sentido es utilizado para marcar límites: “Hasta aquí ha llegado el agua, dijo el cura de la Palma” [4].

  Los Hijos de Facanías también sintieron como se desperezaba la tierra. Cuenta Don Francisco Romero:

“Valverde, como todos los pueblos de la región, sintió el terremoto pero con menor intensidad, de tal forma (…) que las quiebras y daños fueron mínimos (…). La piedad y devoción de nuestro pueblo al ver que no había daño en las vidas humanas y sólo pocos desperfectos en el templo, atribuyó a la Virgen del Reposo una protección especial (…).En perfecta unión de corazones los cabildos secular y eclesiástico prometieron el 13 de septiembre de 1756, con voto y juramento, celebrar todos los años solemnemente, con misa, sermón, procesión y asistencia de ambos cabildos, fiestas a la Virgen del Reposo el 1 de noviembre, teniéndola como especial protectora de los terremotos (…)”.[5]

   Se cuenta que debido al temblor, la corona de la Virgen del Reposo cayó sobre el Niño que acoge en su regazo. Esta circunstancia fue recogida en la copla que sigue, que se cantaba con la “esquila” en octubre, el mes del rosario.

 [172]

EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

CRISTO NUESTRO SEÑOR NOS FUE A DESTRUIR

Y POR RUEGO DE SU MADRE AMADA

NOS DEJÓ EN EL MUNDO DE NUEVO A VIVIR.

LA CORONA SE QUITÓ MARÍA

Y A SU HIJO AMADO SE LA PRESENTÓ:

“TOMA HIJO, NO QUIERO SER REINA

SI TÚ NO SOSIEGAS EL FUERTE TEMBLOR”.

JESÚS CONTESTÓ:

“VUESTRO MANTO SEÑORA LOS AMPARA

Y DE LAS FIERAS LLAMAS LOS LIBRA TU AMOR”.[6]

   Así, cada 1 de noviembre, los Hijos de Facanías asisten a la celebración de la misa en la que se renueva el Voto del Terremoto mediante la lectura del texto:

Juramos solemnemente a Dios Nuestro Señor y a estos sagrados evangelios, que estos cabildos eclesiástico y secular de esta villa, cumplirán y guardarán la función que tienen establecida en honor y mayor culto de María Santísima en su venerable título del Reposo, según y como consta de su dotación; y asimismo la reeligen y admiten ambos cabildos por su especialísima patrona y defensora de los terremotos, y con las veras y afectos que establecemos este voto, así Dios nos valga y ayude. Amén.”[7]

07_VOTO_TERREMDSC_0142Al finalizar la misa, la Virgen del Reposo, con belleza singular, vestida con mantilla, sale en procesión por el tradicional recorrido: salida de la Parroquia, Real de Abajo, Plaza Ramón y Cajal, Valle de la Fuente, D. Rodrigo Caballero, María Auxiliadora, Real de Abajo y entrada en la parroquia.[8]

  En la procesión, la Virgen es aclamada por los Hijos de Facanías que le cantan el himno más popular de cuantos en su honor se crearon:

 [173]

NOBLE VILLA DE VALVERDE

ERES CUNA DE MI FE,

Y DE MI FE,

Y LA VIRGEN DEL REPOSO,

LA MADRE QUE YO TANTO AMÉ.

ES EL FARO QUE NOS GUÍA SIN CESAR,

¡SIN CESAR!

A LA ETERNA Y A LA ETERNA SALVACIÓN,

¡SALVACIÓN!

Y POR ESO Y POR ESO MADRE MÍA,

¡AY! DESDE NIÑA(O) TE QUISE YO.


[1] Denominación que hago en mis libros de las personas que han nacido o de alguna manera se han incorporado a Valverde del Camino.

[2] BURGOS, A. Se refería así al acontecimiento “En Sevilla aquel día las Santas Justa y Rufina tuvieron sus cinco minutos de gloria. Y de leyenda. Dicen que no se cayó la Giralda porque la sujetaron las santas alfareras. Fue el mayor favor que Triana le pudo hacer nunca a Sevilla. Dentro de la Catedral se celebraba misa capitular y comenzaron a caer piedras desde el cimborrio, agrietado y sentenciado desde entonces. El Cabildo abandonó el templo y salió a la plaza, desde entonces llamada del Triunfo, para continuar la eucaristía como castrense misa de campaña. Los cuadros con las santas aguantando a la Giralda y el monumento de mármol junto a la Casa Lonja quedaron como memoria legendaria de aquel día”.

[3]  BURGOS, A.

[4] CH. CÁDIZ La leyenda y la memoria gaditana cuenta: “Fray Bernardo, un fraile capuchino que oficiaba misa en La Viña en 1755 no lo dudó al ver las aguas amenazantes, tomó el crucifijo, y un capellán, el estandarte de la Virgen de la Palma. Lo clavó en la calzada y el padre exclamó: Hasta aquí, Madre mía. Milagro o no, las aguas no siguieron. La imagen de la patrona, la Virgen del Rosario, fue sacada del templo y situada frente al mar”.

[5] ARROYO NAVARRO. Pág. 109.

[6] www.devalverde.es. Reportaje sobre “El voto del terremoto”.

[7] AMVC. Legajo 8.

[8] El año 2009, debido a las obras de remodelación de la Plaza Ramón y Cajal, el recorrido de la procesión fue distinto, tal como se recoge en el documento nº 9, que presenta los actos de la celebración.