COPLAS DE LA NOCHEBUENA MAROCHA (13) Prestines.

En el contexto sociocultural, la fiesta es la ritualización de una serie de cualidades, valores y fenómenos sociales, que marcan diferencias de status, linaje, generación, poder, orden social, sexo, etc. Desde esta óptica, la fiesta cumple una serie de funciones necesarias para vertebrar la sociedad que, en conjunto, muestran una imagen que se aproxima a la real sobre la organización social, legado cultural y estructura económica de un pueblo.

Quizá ahora pasa desapercibida por la abundancia de alimentos que hay en nuestra sociedad, pero, tradicionalmente, una de las formas que mejor mostraba en la fiesta estas diferencias era la comida. La relación fiesta-gastronomía es digna de un profundo estudio aunque, tranquilízate, este no es el momento.

Pero para los marochos el elemento gastronómico más representativo de Nochebuena es “el prestín”, dulce tradicional convertido en estandarte de una rica repostería de elaboración artesanal.

Esta representación no es vana: el prestín se utiliza como elemento simbólico en la familia para mostrar su ánimo en la celebración de la fiesta. Las familias que durante el año tuvieron una muerte o desgracia, no hacen prestines. Es una negación, una forma de mostrar a la sociedad el rechazo a recibir visitas y “cantar la Nochebuena”. Si no hay prestines, no hay Nochebuena. Aunque en esa casa no faltarán: familiares, vecinos y allegados llevarán platos repletos.

El prestín, por su raíz etimológica -según el Diccionario General Etimológico de Barcia, del portugués “pestinho”-, y por zona geográfica en la que se elabora, -el suroeste de Extremadura y provincia de Huelva-, podría tener origen portugués o el entorno de la frontera hispano-lusa, próximo a Encinasola.

El prestín no es un eslabón suelto, sino el máximo exponente de una rica y variada repostería casera, ligada al saber y buen hacer de las mujeres de Encinasola (la cocina tradicional se sustenta en la labor femenina), aprovechando los recursos naturales a su alcance: harina, huevos, aguardiente, aceite, cáscaras de naranja o limón, especias… Con estos ingredientes y la sabiduría, amasada y cocida generación tras generación, se obtienen prestines, piñonates, borrachos, madalenas, roscos, perrunillas y otros dulces tradicionales.

Ya hablé días a atrás dela influencia leonesa y extremeña de nuestro folclore pero, hasta la división en provincias, Encinasola siempre formó parte del Reino de Sevilla . Su influencia queda registrada en muchas coplas. Estas son unas de ellas.

El vídeo que hoy te propongo es del II Zambombeo Marocho (2016) organizado por la Asociación de Mujeres «Jara y Romero» y la Asociación Cultural «El Pandero».