El olivar de Encinasola se sitúa, principalmente, alrededor de la población, ocupando un radio que no llega a los dos kilómetros. Aunque hay ejemplares de olivos centenarios, la mayoría de los próximos al pueblo se sembraron a mediados del siglo XIX.
Según Félix Sancha «A mediados del siglo XVIII el Catastro de Ensenada nos habla que en los alrededores de Encinasola había 10 hectáreas de olivar que producían más de 240 arrobas de aceite, o lo que es lo mismo unos 2.800 kilos. Esta aceituna la molturaban los molinos de las poblaciones de los alrededores para la fabricación de aceite o jabón. Esos olivares no eran suficientes para el aceite del año por lo que una gran parte venía de los pueblos extremeños vecinos. Esta situación se mantendrá durante bastante tiempo hasta que a finales de siglo se empiezan a incrementar los cercados de olivar en un intento de autoabastecerse. Tampoco se solucionó el problema, pues a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz expone que se seguía importando aceite de Extremadura y Condado onubense. (…) El primer molino aceitero del que tenemos constancia se remonta al año 1848, levantado en la entonces calle Mora, hoy González Bravo, por José López Pérez», este es el que conocemos como el Molino del Francés del que, por causa de la dejadez de las autoridades marochas, se podría escribir mucho. Recomiendo el artículo de Felix Sancha https://www.huelvainformacion.es/provincia/Molino-Frances-Encinasola_0_1517548613.html
La recolección de la aceituna la realizan hombres que la varean y repían y cuadrillas de mujeres que las apañan. Una labor que permite cantar. Surgen así las que yo he venido llamando Coplas del Apañijo. Aquí son coplillas de cuatro versos y siempre se han cantado con tonás de Nochebuena.
En la siguiente se puede ver el Molino del Francés, una fotografía de Rafael Sánchez Ríos.
Hoy te dejo con la Jota de las Aceituneras, muy popular en toda Extremadura. El grupo es Savía Viva de Coria (Cáceres) y recoge coplas populares de la comarca de la Sierra de Gata.