En otros tiempos, las formas de vida no eran como ahora. La gente trabajaba, se divertía, enfermaba, sanaba y, seguramente, se entregaba a su discurrir diario con la misma intensidad y pasión que en nuestra época. Pero, entonces, no lo ponían en Facebook, ni Twitter, ni Instagram, ni hacían vídeos para colgar en Youtube o Tik Tok. Sus preocupaciones, desvelos, expectativas, emociones y sentimientos los expresaban por los medios a su alcance. Uno de ellos, el folclore musical tradicional, esas coplillas en las que el pueblo llano reflejaba sus alegrías y pesares, sus sentencias y saberes, el discurrir de su vida, su percepción de la realidad. Todo ello, analizado en conjunto, nos informa del sentir colectivo de una comunidad, de un pueblo.
Dice un cantar popular:
El campo tienes sus flores
y sus estrellas el cielo;
el mar tiene sus arenas
y sus cantares el pueblo.
Esos cantares, referidos a Encinasola, son los que he recogido en ENCINASOLA, ZAGUÁN DE COPLAS, que presentaré el próximo viernes en Aracena.
Y claro, para garantizar que la lluvia continúe, cantaré -cantaremos, pues espero que algunos de los asistentes me acompañen- y echaremos un buen rato con las pícaras, jocosas, punzantes y sentidas coplillas marochas. Si puedes ir, te espero.