Ha llegado la lluvia. Esperada. Deseada. Y por fortuna con placidez, sin hacer daño.
Me ha hecho ilusión abrir el paraguas y sentir resbalar las gotas por la tela y caer a mi alrededor. Y ver las canales de los tejados verter comedidos chorros de agua.
Aún no hace demasiado frío pero, hoy, encenderé la candela. Me apetece. Y ver llover desde la ventana. Y perderme en los tonos del damasco que, lentamente, va perdiendo sus hojas. Y gozar con lectura y música, en la mejor compañía.
Mientras volvía a casa de hacer la compra, las gotas de agua resbalaban por el cristal del coche. Seleccioné una música suave, lenta, una de mis preferidas: Corina, Steppenwolf.