Sembrados los campos, con el picón, las táramas y la leña en casa, mientras las pértigas se encargan de caer la bellota para que los cochinos engorden, entre días de agua y de levantar paredes de cercas y como antesala de la recolección de la aceituna y las matanzas, llega el treinta de noviembre, San Andrés:
Bendito mes que entra con Tosantos y sale con San Andrés.
De antiguo, era tradición en Encinasola que las campanas repicaran ocho días antes y después de la festividad del Patrón. Y en su honor, además, la Feria de San Andrés, la más antigua de la localidad y de la que en 1788 informaba Don Agustín Pereira, capellán y vicario de la parroquia, en respuesta al cuestionario del geógrafo Tomás López (lo del nombre es pura coincidencia), en estos términos:
“Hay una feria o especie de mercado, que se celebra anualmente por término de tres días, que se principia el último de noviembre, día del Señor San Andrés, patrono de la villa. Se comercia en dicha feria ganado de cerda, mercaderías de seda y lana, toda especie de pertrechos de labor y mucha especia fina y basta, varios comestibles y distintos géneros de platería, todo lo cual es traído de fuera.”[i]
Esta feria debió existir desde mucho antes, porque en los pueblos limítrofes hay constancia de ferias y mercados desde el siglo XV[ii], pero ésta es la primera referencia documental que he encontrado.
A lo largo del siglo XX fue decayendo. Todavía mediado el siglo, no faltaban los puestos de cacharros y también de zanahorias y nabos -se la conocía popularmente como “la feria del nabo”-, que la gente comía crudos. Y, por supuesto, castañas, tostadores de castañas de la Sierra. Y baile, el baile que no faltara. Tras un periodo de decadencia en la que llegó a la práctica desaparición, iniciado el siglo XXI empezó a remontar el vuelo. Ahora, como el programa de este año evidencia, se presenta con brío, como una importante cita en el calendario festivo de los marochos.
Al margen de los actos religiosos, hoy quisiera resaltar la ya tradicional «Ruta del Contrabandista», la «Feria de la Tapa» y el reencuentro el folclore musical tradicional del sábado por la tarde, con la participación del Grupo Coral «Voces de Barrancos», los Danzaores de la Virgen de la Salud, de Fregenal de la Sierra y el Grupo de Danzas Virgen de Flores de Encinasola.
Y no quiero terminar sin recoger un dicho marocho: «Como se toque el gorro San Andrés, llueve to el mes», que viene a señalar la creencia que en función del tiempo que haga el día de San Andrés, será todo el mes de diciembre. Lo que podríamos llamar las cabañuelas marochas, pero limitadas al 30 de noviembre y al mes de diciembre.
Quedáis invitados. Y tenemos fama de ser buenos anfitriones.
NOTAS:
[i] Diccionario del Geógrafo Real Tomás López, editado por la Diputación Provincial de Huelva en 1998 con el título “Los pueblos de Huelva en el siglo XVIII”.
[ii] Ferias y Mercados en Fregenal de la Sierra (Siglos XV al XX). Rafael Caso Amador y Juan Luis Fornieles Álvarez. Fregenal, 1999.