En familia, en paz, con orden y tranquilidad ha ido pasando y ahora se aleja con parsimonia. Esta Navidad ha discurrido envuelta en niebla y aristas tenebrosas.
Hubo momentos de felicidad plena, de ternura, de disfrute de la Naturaleza, de cante, de risa, de candela en la Plaza, de música de Coral, de felicitaciones de amigos, de alegría compartida, de chimenea, de relajación, de deleite cosechando aceitunas y obtener el aceite para el año, de paseos al atardecer, de buenas viandas convenientemente regadas, de olvidarse de las redes sociales…
No, ya sabes que todo no fue perfecto. También hubo nostalgia, tristeza, desasosiego, noticias de gente allegada que se va, de confinamientos, de muchas enclaustradas…
Los Reyes Magos pasaron ayer tarde delante de mi casa. No les pedí que trajeran nada, les rogué que se llevaran esta maldita pandemia. Quizá no haya sido suficientemente bueno y no me han hecho caso. En fin, a ver si a lo largo de este 2022 puede ser.
Mientras tanto, un brindis por todos.